El ser humano utiliza la narración como herramienta de comunicación desde tiempos inmemoriales. Más aún, contar historias no sólo supone comunicarse, sino que va mucho más allá: permite transmitir conocimientos, compartir experiencias, etc. Es una práctica que se mantiene a través de generaciones y está presente en todas las culturas y civilizaciones.
En marketing online, la escasez de tiempo por parte de los usuarios y la enorme variedad de mensajes y productos nos obligan a ser extremadamente competitivos en la comunicación. Veamos cómo conseguirlo.
Storytelling se basa en la comunicación a través de historias para conseguir un impacto mayor y más duradero en nuestra audiencia. Se trata de transmitir mensajes que capten la atención de los usuarios y consigan que éstos los recuerden. De esta manera, los usuarios se convierten en excelentes aliados al compartir y propagar nuestro mensaje.
Gracias a la neurociencia, hoy sabemos que, ante estímulos de información objetiva (por ejemplo, datos), se activan zonas muy concretas de nuestro cerebro, aquéllas necesarias para procesar dicha información. Sin embargo, cuando nos cuentan historias con contenido emocional, todo nuestro cerebro se activa. Este hecho repercute en la memoria: olvidamos con facilidad los datos y recordamos, en cambio, las historias que nos han emocionado.
La clave de storytelling no reside en lo que se dice, sino en la información que queremos que la audiencia recuerde y, por tanto, comparta.
Los mensajes emocionales resultan más eficaces que los racionales. No es casual que cada vez más campañas publicitarias apuesten por las historias, experiencias y emociones para vender sus productos y dejen a un lado los argumentos objetivos.
Una buena historia debe tener en cuenta estos cinco factores:
El contenido, el contexto, el tono y la forma deben combinarse de manera que logremos una historia amena y entretenida que capte la atención de la audiencia.
La historia debe ser lo suficientemente ilustrativa como para que el usuario sea capaz de recordarla con facilidad. Por lo tanto, evitaremos palabras demasiado complicadas o exceso de información. El público ha de quedarse “con ganas de más”.
Es primordial establecer vínculos emocionales entre el producto y la audiencia. Para ello, el contenido de la historia tiene que relacionar al individuo con la empresa. A menudo se utilizan “terceros” que sirven de puente entre ambos; al relatar sus experiencias emocionales con la marca o el producto, la historia se percibe más creíble y objetiva.
Aunque “adornemos” nuestra historia para hacerla más atractiva y fácil de recordar, ésta tiene que ser verdadera, honesta y transparente. Las promesas demasiado ambiciosas pueden resultar inverosímiles y alejar al consumidor.
Es imprescindible adaptar la historia a la audiencia a la que va dirigida. La manera de “conectar” emocionalmente con jóvenes estudiantes no es la misma que, por ejemplo, con madres de mediana edad.
Ejemplo de Internet Explorer, como metiéndonos en una historia, en recuerdos de una época, los 90, sabe transmitir su concepto de marca. Un excelente ejemplo de Storytelling.
Ejemplo de Storytelling en ficha de producto, ejemplo de Groupon con una oferta de viaje.
Ejemplo de Airbnb, este ejemplo es genial para explicar claramente qué es el Storytelling aplicado al marketing, la historia nos ayuda a vender nuestra marca.
Storytelling es una herramienta especialmente efectiva cuando comunicamos a través de formatos audiovisuales. Sin embargo, para que nuestra historia convenza es imprescindible conocer a fondo la audiencia a la que nos dirigimos. Por eso la documentación es fundamental.
Un error muy frecuente es utilizar las historias como un recurso paralelo a la comunicación, a modo de paréntesis anecdótico en medio de un discurso. Muy al contrario, las historias deben ser parte del propio mensaje que queremos transmitir.
Storytelling es un recurso que puede ayudarnos en nuestros propósitos. Comunicar más y mejor es uno de los retos a los que nos enfrentamos, y parece que sustituir argumentos, exposiciones y enumeraciones por historias emotivas aumenta la atención y predispone a la acción. Y esto, por paradójico que resulte, está confirmado por la ciencia.